LOS GUAYACANES DE JOSÉ
(M. Bruque García)
Cuenta
la historia que dos vecinos: José y
Teodoro tenían las fincas colindantes y
siempre andaban con problemas de relación, debido a que Teodoro
siempre estaba pendiente de lo que José hacía o decía pues no soportaba que
pudiera hacer las cosas mejor que él o tuviera éxito en algo que hiciera.
Un buen
día José se puso a desmontar un trozo de terreno que tenía baldío y decidió
sembrarlo de guayacanes, (árboles de madera noble preciosa) pensando: este
terreno no sirve para nada, haré una buena plantación y pasados bastantes años,
mis hijos o mis nietos podrán tener aquí una gran reserva económica, pues cada
árbol puede llegar a tener un precio muy alto.
José,
pensaba a muchos años de distancia y organizó la plantación, dejando un buen
espacio para que cada árbol pudiera echar raíces profundas y amplias; cavó un hoyo
de más de un metro de hondura, para que los árboles tuvieran bastante
profundidad y estuvieran bien anclados
en la tierra con unas raíces profundas…
Teodoro
que vio lo que hacía, le preguntó y José le explicó su plan con toda sencillez
y con el afecto de un buen vecino. No le
pareció mala idea, únicamente empezó a ponerle “peros” a la forma cómo lo
estaba haciendo: “Me parece una estupidez y una forma tonta de perder terreno, árboles y trabajo mirando a tus nietos o biznietos … ¡que cada
uno se las arregle como pueda! ¡¡Dios sepa lo que hagan con este terreno cuando tú te mueras!!. Yo voy a hacer
lo mismo, pero yo no voy a poner árboles que tenga que esperar cien años para
que tengan valor, yo voy a coger otros de crecimiento rápido y no voy a desperdiciar el terreno como tú”
En cada
espacio que José dejaba para un árbol, Teodoro plantó cuatro y, por supuesto,
él no perdería tanto tiempo en hacer unos hoyos tan profundos: en el tiempo que
José empleaba para hacer uno, Teodoro hacía diez.
Al
final salieron las dos plantaciones: la deTeodoro con las plantas de chopo de rápido crecimiento, con una
instalación de riego por goteo, muy bonita, y un sistema de abonado de las
plantas muy moderno; la plantación de José, en cambio, aparecía más esparcida y
desordenada, sin sistema de riego y sin nada.
En el
bar de la aldea los vecinos hablaban de las nuevas plantaciones y cada uno daba
su opinión. Teodoro se enorgullecía viendo sus plantas cómo verdeaban y se
hilaban como un jardín bien ordenado, dándo la esperanza de una gran chopera, pues no le
faltaba de nada. Se esforzaba por demostrarle a José que él hacía las cosas
mejor y que, en cambio él no tenía idea de lo que hacía. José, por el contrario,
callaba y lo dejaba disfrutar y sentirse más interesante y feliz con sus árboles. Él plantó allí
sus guayacanes y los fue dejando como cosa perdida.
Pasados
unos años, cuando los árboles tenían ya varios metros de altura, los de
Teodoro, efectivamente, aventajaban a los de José en varios metros, pues se
regaban todos los días y se abonaban cada año. La presencia era
indiscutiblemente mucho más bella y hermosa.
Pero
ocurrió uno de esos ciclos naturales que
llegan de tiempo en tiempo en donde escasea el agua y Teodoro tuvo que dejar de
regar sus chopos y estos comenzaron a secarse, pues las raíces las tenían a
flor de tierra, muy superficiales y la
tierra estaba completamente seca; en esto, llegó un día una tormenta con un
viento muy fuerte y derribó la chopera entera, pues los árboles no tenían
profundidad, en cambio los árboles de José permanecía verdes, pues sus raíces,
al no tener jugo en la superficie, se fueron para adentro y no echaban de menos
el agua y, como habían sido sembrados con profundidad y habían seguido
profundizando en busca del agua, ni el viento ni la tormenta ni la sequia les
hicieron el más mínimo daño y los
guayacanes de José siguieron creciendo en profundidad, en altura y en grosor,
convirtiéndose en admiración de todos los vecinos y en signo de esperanza para
sus nietos.
¿Moraleja?
No es
la belleza exterior, ni la abundancia de medios, ni de bienes, ni el tener a
mano todo lo que se necesita, lo que hace grande a un hombre o a un proyecto,
sino la profundidad que tiene para hacer frente a las dificultades que se
presenten en la vida.