Uno
de los grandes problemas que tenemos es el “Síndrome de Tomás: “si no veo no creo”.
Es
frecuente encontrarte con gente que confiesa abiertamente no creer en nada y
considera la fe un lavado de cerebro.
Y
con frecuencia montamos discusiones en las que llegamos a sentirnos mal cuando
alguien no respeta y califica de estupidez lo que el otro piensa o cree, dando
por resultado que haya temas en nuestra vida que no podemos tocarlos con
ciertas personas, porque no están dispuestos a escucharlos ni a tolerarlos.
Este
diálogo imaginario entre dos bebés gemelos en el vientre de su madre nos puede
ayudar a escenificar lo que con mucha frecuencia se va repitiendo cada día con
respecto a la fe y a la experiencia espiritual de Dios.
El
tema se desarrolla entre dos bebés que se encuentran en el seno de su madre;
uno de ellos tacha al otro de facha y retrógrado, mientras él se las da de
“progre” y liberal. Ambos se encuentran felices flotando en el vientre de su
madre.
P - Tío, ¿Tú crees en ese rollo de la vida después del
parto?
F- ¡Pues claro que sí! Yo pienso que
tiene haber algo cuando salgamos de aquí después del parto. Yo no sé cómo será,
pero me imagino que ahora estamos aquí preparándonos para lo que nos espera en
el otro lado
P-
¡Tonterías, todos los fachas sois lo mismo, tío! No entiendo por qué tenéis que
pensar en esas cosas, ¿qué sentido tiene el que haya otra vida después del
parto? ¿Cómo sería esa vida? ¡Eso es absurdo, tío, eso es un rollo de fachas
trasnochados que solo piensan en tonterías!
F-
¡¡Bueno!! eso es lo que dices tú, yo en cambio pienso de otra manera y creo que
es posible que haya otra vida diferente a lo que aquí vivimos…
P -Déjate
de estupideces y sé práctico, tío. A los fachas os gusta pensar en cuentos de
hadas, en paraísos de sueños… ¿Cómo será esa vida que imaginas?
P-¡Pues
no sé! Pero yo pienso que ha de haber luz y no oscuridad, estas piernas que
tenemos han de servir para algo…¿Por qué no las podemos utilizar para andar y,
esta boca, por qué no la podremos utilizar para hablar y para alimentarnos y
con estas manos trabajar y fabricarnos nuestros alimentos…? Pienso que es
posible, es más me siento feliz nada más pensar que pueda ser así…
F-Estás
loco de remate, tío. Eso que dices… ¡Eso es absurdo! ¿Cómo vas a caminar? ¿En
dónde? ¿Es que no te das cuenta de las tonterías que estás diciendo? Eso es imposible. ¿Y comer por la boca? No me
hagas reír ¡Pero eso es ridículo! ¿Para qué vas a comer por la boca teniendo el
cordón umbilical? Entonces, ¿Para qué queremos el cordón?¡¡Estás rayado, tío!!
Yo lo tengo clatro: eso de la vida después del parto es un rollo, un cuento para
engañar a la gente ignorante y tenerla cogida. Me produces risa con tus ideas.
¿A dónde iríamos por ahí andando? Tendríamos que tener un cordón umbilical
kilométrico…
F-
¡Vale! Puedes tomarme por loco, pero yo creo que debe haber algo y lo veo que
es posible. ¿Por qué no puede haber otra forma de vida distinta a la que
tenemos aquí? .
P-
¡Jooh, tío! Pero ¿No te das cuenta? ¿Es que ha vuelto alguien del otro lado? Ya
lo ves, nadie ha venido a decir cómo son
las cosas ni qué hay después del parto, si fuera tan guay como tú dices ya nos
lo hubieran comunicado. Si tenemos suerte, aquí pasaremos 9 meses felices y el
parto es el final de la vida, de eso no se escapa nadie, esa es la única
verdad. Y, pensándolo despacio, la vida tampoco es gran cosa, siempre en la
oscuridad, siempre pensando en alimentarnos, una existencia sin sentido ni
ilusión, pues esto no lleva a nada.
F-
Bien, yo respeto todo lo que dices y lo que piensas; yo no puedo explicar lo
que no sé ni he visto pero prefiero pensar, sentir y esperar que aquí no acaba
esto y que lo que yo siento ha de tener una respuesta.
P-¡Lo
que yo digo! Eres un soñador, un iluso, un pobre tonto.
F-
Yo sueño con encontrarme con mamá
P-¿Con
quién?
F-
Con mamá. Ella nos quiere, ella nos sonreirá, nos abrazará y nos mimará
P-¿Pero
es posible que creas en ese absurdo? ¿Quién es mamá? ¿Dónde está? Si existiera
de verdad ¿crees que nos tendría aquí solos, sin dejarse ver, expuestos siempre
a que nos ocurra algo? Aquí estamos porque la naturaleza nos trajo y tenemos
fecha de caducidad. ¿Dónde está eso que tú llamas mamá?
F-
¿Dónde? ¡Yo siento que ella nos rodea, vivimos en ella, respiramos y nos
alimentamos de ella, somos su misma carne, tenemos su misma vida… sin ella,
todo esto que nos rodea no existiría.
P-
Tío no sigas, esas tonterías que dices ya me están molestando, eso que dices
repugna a la inteligencia y a cualquier mente abierta. Yo no creo en sueños, en
tonterías, todo eso que me dices es una tontería, eso no existe. ¡Yo no me lo
creo!
F-
Bueno, yo no te obligo a que creas, pero déjame que yo exprese lo que siento: a
veces, cuando estamos en silencio, yo puedo oírla cantándonos o la siento cómo
nos acaricia, cómo pasa su mano sobre nosotros, y nos llama. Incluso siento que
tenemos otros hermanos que nos esperan.
P–
Mira, corta el rollo, tío, ya me siento molesto, no tolero esas estupideces.
Ahí terminó la conversación, ya que el “bebé progre” se
puso molesto y decidió no hablar de estos temas con su hermano.
Al mes
siguiente les llegó la hora del parto y ambos bebés salieron a este mundo y se
encontraron con la gran sorpresa de una madre encantadora que los abrazaba, los
besaba, un padre que los miraba enternecido y una familia que festejaba
jubilosa el nacimiento de aquellos dos niños.
El bebé
“facha” sintió que su esperanza y sus “sueños se habían cumplido y se sintió
feliz, mientras que el “bebe progre” se quedó sorprendido y al mismo tiempo
avergonzado y arrepentido de todo lo que se había perdido en su antigua vida,
pues la había vivido sin encontrarle sentido.