Acto I
No sé si a alguno de
ustedes se le ocurrió detenerse a pensar ante el espectáculo que presentan
algunas personas viéndolas como no tienen tiempo para nada ni para nadie, viven
tremendamente estresadas, no saben hablar de otra cosa que de dinero, de
negocios, de trabajo… Pero lo peor no es eso, es que no dudan en machacar a
quien cogen por delante, estrujan a los obreros, no los dejan respirar… y no
los ves gozar tranquilamente un día con sus amigos y familiares o participando
en alguna tarea comunitaria gratuita y amigablemente.
¿Venir
a esta vida para para vivir así? ¿No
valorar una alegría que le des a alguien o una sonrisa si es que no está todo
tasado por el dinero…? Jesús cuenta una
parábola muy sencilla refiriéndose a alguien que vivía así y termina diciendo:
“Tonto, esta noche vas a perder la vida, ¿Quién se va a llevar todo eso que has
almacenado?
Acto II
Vamos
a traducir la parábola de Jesús acomodándola a una escena imaginaria en la que
Dios se encuentra con esta persona a quien vamos a llamar D. Panfleto en el
momento que ya se acabaron los trabajos y los quehaceres de este mundo: Le da
un mareo y en un momento se encuentra con Dios que vine hacia él con una maleta
en la mano, y dirigiéndose a él le sonríe diciéndole:
-¿Usted es D. Panfleto?
-Sí Señor, para servirle.
-¡Vaya, perdóneme por haberme tardado un
poquito, es que no encontraba su maleta;
D. Panfleto asombrado
preguntó:
-¿Y para qué quiero yo la
maleta?
-Bueno –dijo Dios- Es que ya terminó su
tiempo y tiene que regresar.
-¡Pero eso no puede ser, cómo
puede imaginar! ¡Me quedan un montón de cosas que hacer y yo no tengo preparado
nada!
-Lo siento, pero este era su tiempo y
usted lo ha empleado en lo que ha querido, ya no hay posibilidad de volver,
usted ya salió del tiempo
D. Panfleto desconcertado preguntó a Dios:
-¿Y que trae ahí en la maleta que pesa tan
poco?
-Yo, simplemente recogí sus cosas, lo que no le
pertenecía lo dejé
-¿Qué ha traído mis cosas? Entonces habrá traído
mi ropa, mi dinero, mis negocios, mis recuerdos…?
-Le repito: Yo solo cogí sus pertenencias
-¡Pues eso, lo que es mío: mi dinero, el
que yo gané…
-Perdone, eso nunca fue suyo, eso era de la tierra y de
los que lo sudaron
A D. Panfleto se le vino el sombrajo
encima:
-¿Se habrá traído entonces todos mis
recuerdos, los que yo guardaba como algo entrañable?
-Eso nunca le perteneció, esas cosas pertenecen al
tiempo.
-Por lo menos me habrá
traído mis habilidades, mi astucia, mi…
-Eso nunca fue suyo, fueron las
circunstancias las que le dieron las posibilidades para sus estrategias
- ¿Me habrá dejado,
entonces mis amigos, mi familia…?
-Tampoco eso le perteneció, todos ellos
fueron compañeros de camino
- ¿Me habrá traído a mi
mujer, a mis hijos, no?
-Tu mujer, tus hijos fueron un regalo que yo hice a tu corazón, pero no eran tuyos
-Tu mujer, tus hijos fueron un regalo que yo hice a tu corazón, pero no eran tuyos
¡Por lo menos me traerás mi cuerpo!
-¿Tu
cuerpo? Eso nunca fue tuyo, eso era polvo de la tierra
-Entonces me habrá traído mi alma.
-¿Desde cuándo eras tú el dueño de tu alma que tanto castigaste?
-¿Desde cuándo eras tú el dueño de tu alma que tanto castigaste?
Entonces el hombre lleno de miedo, le cogió a Dios la
maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía... Llorando amargamente D. Panfleto
se dirigió a Dios diciendo:
-¿Entonces qué he hecho yo en la vida? ¿Me quieres decir
que nunca tuve nada?
-Así
es, te lo estuve advirtiendo a cada momento, pero te burlabas de mis
advertencias y no tuviste otra cosa ni otra meta que reunir dinero, y jamás se
te ocurrió hacer feliz a nadie con él; ahora se lo han llevado todo tus
enemigos.
Moraleja:
La vida es un regalo que
se nos hace para que con ella hagamos felices a quienes nos rodean y no para
aprovecharnos de ellos.
En la vida somos dueños y responsables de todo lo que
hacemos; o dejamos de hacer, eso es lo único que nos pertenece y es como el
agua que nos llena las manos: se nos va por todas partes y cada momento es una
posibilidad de regar o sembrar vida, o también de matar.
El peor de los fracasos es que no hayamos hecho otra
cosa que ganar dinero y al final, solo tengamos eso: dinero, pero sin alguien
que recuerde una sonrisa nuestra de cariño. Si el dinero, la riqueza y los
títulos o el poder no los empleamos en beneficio del mundo y de los hombres,
nuestra muerte será el peor de los fracasos, volveremos con nuestra maleta
vacía, o lo que es peor, llena de polillas