lunes, 2 de noviembre de 2015

COMEDIA EN DOS ACTOS.


Acto I

No sé si a alguno de ustedes se le ocurrió detenerse a pensar ante el espectáculo que presentan algunas personas viéndolas como no tienen tiempo para nada ni para nadie, viven tremendamente estresadas, no saben hablar de otra cosa que de dinero, de negocios, de trabajo… Pero lo peor no es eso, es que no dudan en machacar a quien cogen por delante, estrujan a los obreros, no los dejan respirar… y no los ves gozar tranquilamente un día con sus amigos y familiares o participando en alguna tarea comunitaria gratuita y amigablemente.

            ¿Venir a esta vida para para vivir así?  ¿No valorar una alegría que le des a alguien o una sonrisa si es que no está todo tasado por el dinero…?  Jesús cuenta una parábola muy sencilla refiriéndose a alguien que vivía así y termina diciendo: “Tonto, esta noche vas a perder la vida, ¿Quién se va a llevar todo eso que has almacenado?

 

Acto II

            Vamos a traducir la parábola de Jesús acomodándola a una escena imaginaria en la que Dios se encuentra con esta persona a quien vamos a llamar D. Panfleto en el momento que ya se acabaron los trabajos y los quehaceres de este mundo: Le da un mareo y en un momento se encuentra con Dios que vine hacia él con una maleta en la mano, y dirigiéndose a él le sonríe diciéndole:

-¿Usted es D. Panfleto?

-Sí Señor, para servirle.

-¡Vaya, perdóneme por haberme tardado un poquito, es que no encontraba su maleta;

D. Panfleto asombrado preguntó:

-¿Y para qué quiero yo la maleta?

-Bueno –dijo Dios- Es que ya terminó su tiempo y tiene que regresar.

-¡Pero eso no puede ser, cómo puede imaginar! ¡Me quedan un montón de cosas que hacer y yo no tengo preparado nada!

-Lo siento, pero este era su tiempo y usted lo ha empleado en lo que ha querido, ya no hay posibilidad de volver, usted ya salió del tiempo

D. Panfleto desconcertado preguntó a Dios:

-¿Y que trae ahí en la maleta que pesa tan poco?

-Yo, simplemente recogí sus cosas, lo que no le pertenecía lo dejé

-¿Qué ha traído mis cosas? Entonces habrá traído mi ropa, mi dinero, mis negocios, mis recuerdos…?

-Le repito: Yo solo cogí sus pertenencias

-¡Pues eso, lo que es mío: mi dinero, el que yo gané…

-Perdone, eso nunca fue suyo, eso era de la tierra y de los que lo sudaron

A D. Panfleto se le vino el sombrajo encima:

-¿Se habrá traído entonces todos mis recuerdos, los que yo guardaba como algo entrañable?

-Eso nunca le perteneció, esas cosas pertenecen al tiempo.

-Por lo menos me habrá traído mis habilidades, mi astucia, mi…

-Eso nunca fue suyo, fueron las circunstancias las que le dieron las posibilidades para sus estrategias

- ¿Me habrá dejado, entonces mis amigos, mi familia…?

-Tampoco eso le perteneció, todos ellos fueron compañeros de camino

- ¿Me habrá traído a mi mujer, a mis hijos, no?
-Tu mujer, tus hijos fueron un regalo que yo hice a tu corazón, pero no eran tuyos

¡Por lo menos me traerás mi cuerpo!

-¿Tu cuerpo? Eso nunca fue tuyo, eso era polvo de la tierra

-Entonces me habrá traído mi alma.
-¿Desde cuándo eras tú el dueño de tu alma que tanto castigaste?

Entonces el hombre lleno de miedo, le cogió a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía... Llorando amargamente D. Panfleto se dirigió a Dios diciendo:

-¿Entonces qué he hecho yo en la vida? ¿Me quieres decir que nunca tuve nada?

-Así es, te lo estuve advirtiendo a cada momento, pero te burlabas de mis advertencias y no tuviste otra cosa ni otra meta que reunir dinero, y jamás se te ocurrió hacer feliz a nadie con él; ahora se lo han llevado todo tus enemigos.

 

Moraleja:

La vida es un regalo que se nos hace para que con ella hagamos felices a quienes nos rodean y no para aprovecharnos de ellos.

En la vida somos dueños y responsables de todo lo que hacemos; o dejamos de hacer, eso es lo único que nos pertenece y es como el agua que nos llena las manos: se nos va por todas partes y cada momento es una posibilidad de regar o sembrar vida, o también de matar.
El peor de los fracasos es que no hayamos hecho otra cosa que ganar dinero y al final, solo tengamos eso: dinero, pero sin alguien que recuerde una sonrisa nuestra de cariño. Si el dinero, la riqueza y los títulos o el poder no los empleamos en beneficio del mundo y de los hombres, nuestra muerte será el peor de los fracasos, volveremos con nuestra maleta vacía, o lo que es peor, llena de polillas