martes, 2 de octubre de 2018

LA HUELGA DE PIERNAS Y BRAZOS CAÍDOS (M.Bruque)


Viendo los tiempos en los que vivimos, cómo se van dando las cosas y cómo las vienen planteando los políticos, uno siente ganas de unirse al movimiento de pasar de todo, y no prestar atención a nada, ya que estamos viendo que luego hacen lo que quieren y, encima tienen la cara dura de decir que el pueblo se lo ha pedido y, en su nombre, se dedican a vivir del cuento y a sacar el jugo al resto de la sociedad, sin darse cuenta que a ellos se les pide el servicio de ser los que dirijan a la sociedad entera y los que ayuden a que se mueva todo, para que el resto de miembros de la sociedad realice su función sin problemas, pero cuando esto no se entiende así, se convierten en el peor de los obstáculos para el funcionamiento del cuerpo social.

            Estaba intentando comparar la realidad social con en funcionamiento del cuerpo humano e imaginaba que:

 

Un día la mano izquierda le dice a la derecha: mira, nosotras trabajamos todos los días, mientras el estómago no hace otra cosa que exigir y tragarse todo lo que nosotras conseguimos.

Las piernas que lo oyeron dijeron lo mismo y respondieron: Atenéis razón  manos, nosotras también estamos cansadas de tener que transportar el cuerpo a todas partes y ese estómago ahí sentado esperando siempre a que se lo traigan todo sin hacer nada para conseguirlo@

Entonces la mano izquierda gritó: A(hagamos una huelga!, no le consigamos ya más comida al estómago, que se las arregle él como pueda@. La mano derecha hizo un convenio con la izquierda y se unió a la huelga, también la secundaron las piernas diciendo que no estaban dispuestas a moverse para pasear a nadie, ni conseguir alimentos para otro.

Se reunieron con el resto del cuerpo para hacer un convenio y cada uno expuso sus opiniones, sus disgustos y sus desacuerdos. Como el estómago era el que se sentía atacado, estuvo callado todo el rato, hasta que le pidieron que hablara: AMirad, yo respeto y comprendo vuestra opinión, pero quiero que sepáis que cada uno hace su trabajo, que es necesario para los demás y sin él no puede marchar el cuerpo.

La misma opinión tenían el corazón, el hígado, los riñones, el bazo, el páncreas... pero los brazos y las piernas se enfurecieron al oírlos y comenzaron a insultarlos a todos llamándoles fachas, oligarcas, demagogos y toda clase de insultos. Empezaron a silbarles,  abuchearles, llamarles vagos, explotadores y dictadores... acusándolos de que los tenían a todos sometidos.

Los brazos se levantaron y le gritaron al estómago: A(( Cállate de una vez !!, no tienes derecho a hablar, pues no has hecho otra cosa que explotar al cuerpo exigiéndonos a todos que te alimentemos apropiándote de todo lo mejor que tenemos, pero ya se te ha acabado el cuento, desde hoy te las tendrás que arreglar tú solo para sobrevivir@

Las piernas aplaudieron eufóricas los reproches de los brazos y gritaron: Atampoco nosotras estamos dispuestas a pasear a este vago sinvergüenza y explotador y a toda la partida de Achupones@, que tiene a su alrededor; también nosotras tenemos derecho a descansar y a disfrutar@.

Y empezó la huelga de piernas y brazos caídos. El día primero todo fue euforia y desahogo de rabia contenida; al segundo día ya se levantaron con menos ganas de dar voces. Al tercer día las piernas empezaron a decir que se sentían muy débiles y que no podían ni levantarse y al cuarto día el cuerpo entero estaba a punto de desfallecer.

Al cuarto día el estómago volvió a hablar: Amirad, yo ya perdí el apetito, si no queréis darme comida moriré tranquilo, pero vosotros moriréis conmigo; si me alimentáis y dejáis que yo haga mi trabajo la fuerza volverá a vosotros@.

Entonces la mano derecha contestó: Avamos a ver si es verdad lo que dices@; cogió un vaso de leche, se lo dio al estómago y éste empezó a trabajar, al poco rato las piernas sintieron que empezaban a recuperar fuerza y lo mismo los brazos y el resto del organismo.

Le dieron una buena comida y todo el organismo se reanimó y comprendieron que cada miembro hace una función insustituible y nadie es más importante que nadie, pues todos son lo que son, gracias al esfuerzo de los demás.

 
Por eso, el daño de uno repercute en todos y el beneficio de uno también beneficia todos. La sociedad, como la familia, como la empresa, como la iglesia y como cualquier organismo humano se fundamenta en la responsabilidad de cada miembro en benefico del resto y, cuando todos funcionan así, todos salen beneficiados. Lo peor que nos puede ocurrir es cuando cada uno quiere convertirse en el centro de todo y exige que todos funcionen en beneficio de él, ahí se viene todo abajo.