sábado, 29 de junio de 2013

LA ASIGNATURA DE LA ESCUCHA

  
Hace unos días tuvimos que suspender una reunión que venía anunciando durante dos semanas, y cuando llegó el momento, asomaron dos personas de las 20 que debían venir ¿Qué ocurrió? Nadie se había enterado de la hora, a pesar de haberlo dicho en público y tenerlo escrito en la puerta del local donde nos teníamos que  reunir.
            Cuando nos encontramos, en la segunda convocatoria, todos coincidíamos en que nadie había puesto atención el momento en que se dijo; cada uno estaba en su historia y después se habían olvidado. Tuvimos que proponernos escribir una carta y enviarla por correo cada vez que se convocara, pues la experiencia nos da que, siempre que se da la noticia a viva voz, hay un gran porcentaje que no se entera.
            Y es que el problema estriba en la poca atención  que prestamos a la palabra de los demás; antes de que acaben una frase ya sabemos lo que quieren y por qué hablan; antes de que hablen ya nos conocemos y damos por hecho que no vale la pena lo que nos van a decir.
            Lógicamente, como no nos enteramos, deformamos las ideas y a la hora de transmitir el mensaje quitamos, ponemos, cambiamos y el mensaje llega completamente deformado.
            Puede servirnos de ejemplo esto que se cuenta como una historia  para reír, pero en realidad, es eso lo que producen nuestras actitudes: risa:     


            Se cuenta que en un cuartel el coronel encarga al comandante que dé la siguiente orden:
«Mañana a las nueve y media habrá un eclipse de Sol, hecho que no ocurre todos los días, que formen los soldados en el patio, en traje de campaña, para presenciar el fenómeno. Yo les daré las explicaciones necesarias. En caso de que llueva, que formen en el gimnasio».  

EL COMANDANTE pasa el encargo al CAPITÁN:

«Por orden del señor coronel, mañana a las nueve y media habrá un eclipse de Sol, según el señor coronel, si llueve no se verá nada al aire libre, entonces en traje de campaña el eclipse tendrá lugar en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los días. El dará las órdenes oportunas».  

EL CAPITÁN da la orden al TENIENTE:

«Por orden del señor coronel, mañana a las nueve y media en traje de campaña inauguración del eclipse de Sol en el gimnasio. El señor coronel dará las órdenes oportunas de si debe llover, hecho que no ocurre todos los días. Si hace buen tiempo y no llueve, el eclipse tendrá lugar en el patio» 

EL TENIENTE encarga al SARGENTO:

«Mañana a las nueve y media, por orden del señor coronel lloverá en el patio del cuartel. El señor coronel en traje de campaña dará las órdenes en el gimnasio para que el eclipse se celebre en el patio».

EL SARGENTO ordena al CABO:

«Mañana a las nueve y media, tendrá lugar el eclipse del señor coronel en traje de campaña por efecto del Sol. Si llueve en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los días, se saldrá al patio». 

EL CABO al final  le dice a los SOLDADOS:

«Mañana, a eso de las nueve y media, parece ser que el Sol en traje de campaña eclipsará al señor coronel en el gimnasio, lástima que esto no ocurra todos los días».
 

            El problema se agrava aún más cuando ya, no solo cambiamos el mensaje, sino que, además metemos cosas de nuestra cosecha, y lo que transmitimos es nuestra interpretación de los hechos o de lo dicho, con lo que al final se monta un chisme que, dependiendo de su gravedad puede hacer un daño enorme.
            Volvemos a reafirmar lo importante que es para la vida  el aprender a escuchar, a hablar, a ser fieles a la verdad. Esta es una asignatura que toda la humanidad tiene pendiente y que no deberíamos dejar que alguien pasara por la vida sin haberla aprobado.